UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA DE LA IDENTIDAD FAMILIAR Y SEXUAL

En un principio la antropología se limitaba a considerar la sexualidad como la descarga involuntaria e incontrolable del impulso biológico en la cultura, pero gracias al construccionismo social y cultural se fue desligando de esa interpretación tan puramente biológica. La sexualidad no puede reducirse a biología y por tanto su comprensión no puede ser exclusivamente clínica. Hoy se pasa de una biologización de la cultura a una culturización de la biología. Echemos un vistazo desde la Psicología.

  • Avanzando hacia el pasado.

Vivimos un rumbo marcado por diversas variables que cambian y moldean nuestro panorama en direcciones diversas u opuestas en muchos casos.

Sobre el antiguo mapa de la vida romántica humana, nuestra cultura proyecta su propio diseño y su forma de interpretarlo.

Uno de los elementos diferenciales es que vamos camino de regreso a nuestras raíces nómadas. Muy pocos viven aún en la casa donde se criaron, y cada vez es más común considerar varios lugares como casa (trabajo x ejemplo…), y poseer varios centros de residencia (residencia de verano). Migramos de un lugar a otro, ya no cultivamos lo que vamos a comer, y es que actualmente el único lugar donde cazamos y recolectamos es en el supermercado.

Y eso repercute en nuestra forma de relacionarnos y construir nuestra identidad social, sexual y familiar.

Tenemos ahora una red difusa de amistades y parientes muchos de los cuales viven lejos de nosotros. Las relaciones humanas ya no solo se construyen en la cercanía territorial. También nos estamos desprendiendo de la construcción tradicional de los matrimonios, propia de épocas pasadas, y el honrarás a tu esposo y hasta que la muerte os separe tiende a desaparecer en aras de la adaptación a las circunstancias globalizadas y temporales del panorama actual que no permiten la concepción del matrimonio como la dependencia funcional y para siempre que antes suponía.

Asimismo y sabiendo que el significado de las conductas sexuales es resultado de la organización social diríamos que la sexualidad en conjunto es ideada socialmente. Las culturas dan forma y contenido a las conductas, a las experiencias y a los actos sexuales en sociedad, y la nuestra nos abre las puertas a la experimentación ya planteada por culturas anteriores, con cierta cosificación de los actos como arma de negociación.

Pero también se debe de señalar el papel que juega el individuo aportando tintes diferenciales a este ámbito, ya que el ser humano en la actualidad padece un profundo individualismo que le añade complejidad al panorama.

  • La medicalización del amor

Por otra parte, el otro fenómeno totalmente nuevo, es la observada revolución psiquiátrica que podría modificar el rostro del amor. Poco a poco comenzamos a desentrañar los mecanismos de la mente, y el enamoramiento se asocia a ciertas anfetaminas naturales que se acumulan en los centros emocionales del cerebro, mientras que el apego, está relacionado con sustancias semejantes a la morfina y las endorfinas.

Los científicos profundizaran su comprensión en todos estos mecanismos bioquímicos del cerebro en busca de fármacos y componentes que varíen nuestro estado de enamoramiento a nuestro antojo. Una visión marcadamente limitada que poco tiene que ver con la realidad del amor pero que sin duda ha de tenerse en cuenta.

  • Prisioneros del tiempo presente

¿Y qué pasa con las familias? ¿Las de un solo progenitor? ¿las familias mezcladas? No son un fenómeno nuevo pero tendemos siempre a la conjugación del verbo presente.

En 1987, por ejemplo, el 20% de las familias norteamericanas estaban a cargo de un progenitor único. El 90% de los casos era la madre y el 10% de los casos el padre. La cantidad de estos hogares manejados por progenitores únicos se ha duplicado desde los 70 hasta la fecha. Y no solamente por los índices de divorcio, sino por la de mujeres que tienen hoy por hoy hijos sin casarse.

La paternidad o maternidad individual no es ninguna novedad, las familias con solo el padre o la madre nos llegan del pasado.

Como lo resume Paul Bohannan, «la familia es la más adaptable de las instituciones humanas y cambia con cada demanda social. La familia no se rompe durante una tormenta como si fuera un roble o un pino, pero se inclina ante el viento como lo hace el árbol de bambú en los cuentos orientales y vuelve a su lugar.”

 

Alba Calleja. Psicóloga.
Recuerda: 635.961.102-985.130.506
albacallejapsicologa.com

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