El ejercicio físico, practicado de forma regular y moderada, posee una serie de beneficios que nos ayudan a controlar los síntomas de trastornos de tipo ansiedad o depresión sobre todo y mejorar nuestra salud mental en general.
Esto se sabe gracias a los profesionales y las investigaciones publicadas al respecto, que evidencian la actividad deportiva como una referencia a la hora de prevenir ciertas enfermedades. También se usa como alternativa de tratamiento en sustitución a otras técnicas más perjudiciales para los pacientes como las de tipo farmacológico.
Resulta curioso que pasear, caminar o correr un par de veces a la semana pueda repercutir de forma tan paralela en el estado emocional y mental de una persona como lo hacen los antidepresivos a la hora de reducir los síntomas de las dolencias y cuadros de melancolía.
Esto se debe a que la química cerebral que se libera durante y tras el ejercicio en ocasiones es similar a la que provoca la ingesta de según qué fármaco.
De esta forma, las personas que realizan ejercicio físico de manera frecuente, experimentan niveles más bajos de ansiedad que los que llevan un tipo de vida de estilo más sedentario. De hecho y a pesar de que los estudios que demuestran los efectos terapéuticos del ejercicio físico sobre la depresión, son más abundantes que los publicados sobre ansiedad, se puede afirmar que la actividad es efectiva para reducir los síntomas de ambas dolencias de manera considerable.
- OTROS BENEFICIOS…
Además de los beneficios psicológicos directos que se derivan de su práctica, la actividad física favorece la participación en actividades sociales y nos permite relacionarnos con otras personas, con las posibilidades de enriquecimiento de la red de apoyo social que nos da y que tan importante resulta en casos de cuadros depresivos y ansiedad clínica.
El ejercicio físico ayuda a mejorar la calidad del sueño, facilita el manejo de emociones negativas y mejora la sensación de control entre otras cosas.
Por otra parte la consecución de logros y metas a través de la realización adecuada de ejercicio, genera una mejora en la percepción del autoconcepto en los individuos y la valoración general sobre la calidad de vida y las capacidades personales. Los pacientes que padecen ansiedad y depresión, pierden en muchos casos la perspectiva de análisis con respecto a estos asuntos, de tal forma que recuperar la percepción de logro, cobra en sus casos realmente gran protagonismo en su proceso de recuperación.
- QUÉ EJERCICIO HACER…
Con respecto al tipo de ejercicios requeridos para experimentar las bondades de la realización de actividad física, los estudios nos dicen, que aunque la mayor parte de la evidencia se basa en actividad física de tipo aeróbico, los ejercicios de resistencia también han demostrado ser efectivos.
Parece que los favores son similares con independencia de la intensidad o del tipo de ejercicio, aunque en los casos de ansiedad la actividad se suele entender más efectiva cuando se aplica de manera suave o moderada y en depresión en niveles de intensidad más altos.
En todo caso, quizá lo destacable sea la práctica regular más que ninguna otra cosa.
En conclusión, diríamos que pautar el ejercicio como estrategia terapéutica puede resultar muy positiva en casos de depresión y ansiedad, pues puede generar resultados comparables o superiores a los obtenidos mediante la aplicación de otras técnicas o metodologías.