MÓVILES, PANTALLAS Y CEREBROS.

El efecto de las pantallas en el cerebro de las personas.

El uso de dispositivos móviles es una práctica ya del todo generalizada. Estamos expuestos a pantallas de todo tipo con cada vez más frecuencia, y eso como cualquier otro factor ambiental va a ejercer influencia sobre nuestra mente y sobre nuestra conducta. Estudios actuales se centran en la investigación sobre el efecto de las pantallas en nuestras estructuras cerebrales y los resultados son cuanto menos interesantes y en buena medida preocupantes.

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Las influencias del ambiente adquieren una importancia progresivamente mayor a partir del nacimiento, tanto desde el punto de vista orgánico o físico como del mental o psicológico. Las actividades perceptivas por lo tanto van a marcar en buena manera la construcción de lo real en la mente del niño, que va creando poco a poco y a partir de la exploración, la interacción con el medio y los elementos contextuales, las reglas básicas de su comportamiento.

  • ¿Pero qué pasa cuando interrumpimos y alteramos este proceso con la inclusión de lo digital?

La exposición a pantallas de naturaleza interactiva, cambia o modula el desarrollo de la mente humana sobre todo en el caso de esos niños, cuyos procesos de desarrollo están en fases totalmente inmaduras, resultando por lo tanto más sensibles al medio y generando esto efectos determinantes para el curso de su vida, su salud mental y sus conductas presentes y futuras.

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Los estudios nos dicen que el comportamiento del niño queda afectado por estas nuevas condiciones de desarrollo, los niveles de atención bajan, los estímulos normativos, es decir, nuestro alrededor, no compite con lo estimulante de la intensidad de las luces y la velocidad de las imágenes que ofrece el medio tecnológico. Los niños, y por extensión los adultos, pierden por lo tanto la capacidad de concentración, se vuelven desentrenados a la hora de generar control sobre la focalización de la atención, sobre decidir a qué atienden, y sus cerebros se convierten en monstruos caprichosos y demandantes de más estímulos. La vida se vuelve aburrida para ellos.

La química del cerebro también cambia, por la sensación de placer que provocan las pantallas, los juegos, los sonidos, esas luces… y que cambian completamente los umbrales de las descargas dopamínicas con las que se acostumbra a funcionar el cerebro, nuestros umbrales de placer. Las neuronas se desarrollan menos, pues su principal manera de crear ritmo y capacidad de conexión entre ellas de los 9 meses a los 9 años es la exploración externa. Y en la edad adulta su estimulación es clave para ralentizar el ritmo de envejecimiento y deterioro cognitivo. Y se generan en último término patrones de adicción.

alba calleja psicologa- psicologos gijon- pantallas cerebro mal.jpgLa inclusión de lo digital en una cantidad tan elevada como lo que estamos viendo y la sobrexposición del cerebro del niño y adulto a las pantallas, cambia el panorama que conocíamos hasta el momento, y genera nuevos problemas que debemos conocer y amortiguar en los procesos de aprendizaje e interacción vital de las personas.

A la luz de las últimas investigaciones, la idoneidad de exposición a las pantallas no se da hasta pasados los 5 años. Esto nos dice que la práctica actual es peligrosa, y promete dar lugar a verdaderas dificultades en el presente y futuro de las personas.

La intermitencia en el uso de estos dispositivos, la restricción de los tiempos, y el cuidado y detección inmediatas de los posibles patrones de dependencia se vuelven la laboral actual para todos los educadores y para la propia autogestión de nuestras vidas con respecto a estas cuestiones.

Al fin y al cabo se trata de problemas incesantemente renovados, que nos obligan a llegar en definitiva, a soluciones que sean mejores que las de las generaciones precedentes y a estar a la altura de los cambios. Tenemos que cuidar de nuestros cerebros, máquinas maravillosas pero tremendamente sensibles a lo que les rodea.

Alba Calleja. Psicóloga.
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