EL EFECTO CHARCOT: La fuerza de la sugestión

El “efecto Charcot”, según el cual el clínico describe lo que él mismo prescribe, fue introducido como instrumento crítico para desenmascarar el vigente sistema de creación de enfermedades mentales debido, sobre todo, a los sistemas diagnósticos y a la investigación psicofarmacológica. (González Pardo y Pérez-Álvarez, 2008; Pérez-Álvarez y García-Montes, 2007).

 

El efecto Charcot se fundamenta en la sugestión humana y se trataría de la fuerza de la descripción de unos síntomas que acaban siendo replicados por el otro al escucharlos o empezar a conocerlos.  Es decir, la propia descripción los estaría produciendo. Como cuando alguien nos habla de pulgas y comienza a picarnos el cuerpo, o ante el conocimiento de los síntomas de alguna enfermedad nos parece padecerla al instante.

Jean-Martin Charcot era un famoso neurólogo que a principios del siglo XX daba clases en el Hôpital de la Salpêtrière, institución de París, precursor del estudio e interés de las enfermedades mentales. Su principal interés de estudio giraba en torno a la histeria, una dolencia que por aquel entonces afectaba principalmente a las mujeres , de la que tan poco se sabía que su origen se entendía como una migración del útero de la mujer por el cuerpo.

Charcot, además de estudioso también era profesor, y realizaba con cierta frecuencia sesiones docentes en las que exhibía el trabajo de su terapia a las pacientes histérica de forma pública y la asistencia a aquellas clases crecía cada vez más, acogiendo desde a personas curiosas, como literarios en busca de inspiración, u otros estudiosos en la materia. Freud, poco conocido en aquel momento pero con una carrera incipiente y muy prometedora llegó a acudir a alguna sesión del maestro.

Charcot, y Blanche Wittman, “la reine des hysteriques, cuya histeria era la más representativa de cuantas se habían visto, realizaban una perfecta representación en la que él iba describiendo los síntomas de la paciente y esta comenzaba a presentarlos  llegando a convulsionar o desmayarse. Un proceso puro de sugestión sin la intencionalidad ni conocimiento ni de los presentes ni de los protagonistas.alba calleja. psicologa- psicologos gijon- psicologa gijon- efecto charcott.jpg

Si bien es cierto, pronto empezaron a crecer en número los casos de histeria vistos en la población casualmente de forma simultánea a la exposición pública de estas sesiones y al conocimiento social de la posibilidad de padecer esta dolencia. El mismo Charcot llegó a detectar la dinámica que verdaderamente subyacía en estos casos y el efecto como tal empezó a llevar su nombre.

Pues bien, hoy por hoy diríamos que de la misma manera en que Charcot señalaba y marcaba el compás sin saberlo de la forma de los malestares de aquel entonces, hoy también tenemos elementos que nos marcan los nuestros.

El contagio social de la información, la fuerza de las palabras, el estudio del otro, el hiperanálisis del estado propio e interno… crean  malestares y determinan la forma concreta en que nosotros nos encontramos mal. Algo visto con mucha frecuencia y de forma especialmente marcada en trastornos como los de tipo depresivo y ansioso.

La cuestión al  respecto de la naturaleza de muchas problemáticas es si son entidades propias, naturales, y dadas, como lo serían las infecciones por ejemplo o si son entidades interactivas, susceptibles de ser creadas por elementos sociales y culturales. Por ejemplo el trastorno de personalidad múltiple, no existe en todas las culturas, y está especialmente localizada en una parte del primer mundo.

En realidad, esto nos indica la fuerza del aprendizaje a la hora de estar mal y manifestar nuestros desajustes, la  importancia que tienen las palabras, y la buena elección de una intervención psicológica que nos ayude a detectar estas dinámicas y a revertirlas en la medida de lo posible. Como seres sugestionables tenemos la responsabilidad de cribar nuestros agentes de sugestión.


Alba Calleja. Psicóloga.
635.961.102-985.130.506
albacallejapsicologa.com

 

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