10 consejos psicológicos para sobrevivir al encierro por el Coronavirus.

1. PREVENIR EL DESGASTE DE LA CONVIVENCIA.

No hay ninguna relación humana, sea de naturaleza sentimental, o familiar con nuestros padres, hijos, u otros familiares, compañeros de piso…que no se vea afectada por la sobredimensión de un formato de convivencia tan exigente como el que estamos viviendo. Por eso es importante adelantarnos a la saturación que podemos sufrir unos y otros dando intermitencias al tiempo que compartimos. Debemos intentar pasar tiempo en estancias diferentes, no compartir todos los momentos, descansar en silencio o sin hablar algunas veces, aprovechar el tiempo de aseo en los papás y mamás cansados como momentos para uno, distribuir las tareas para garantizar actividades diferentes…

2. NO ANTICIPACIONES.

Inevitablemente nuestro cerebro siempre quiere ir más allá, nuestra relativa tolerancia a la incertidumbre nos provoca la tendencia a crear planes a medio largo plazo. Sin embargo esta situación no responde a ese mecanismo, pues la constante actualización de las condiciones que vivimos nos impide programarnos mucho más que a un par de días vista. Por lo tanto debemos tener cuidado con perdernos en la realización de planes y estructuras rígidas, que nos den sensación de control ahora pero nos condenen a una frustración constante al tener que modificarlos a diario. Son tiempos para entrenar la flexibilidad y la capacidad de improvisación.

3. LA IMPORTANCIA DE LOS HORARIOS.

Nuestra mente funciona mejor cuando conoce los hábitos que más o menos diseñan o estructuran sus tiempos. Así siente que ahorra energía, al tener aseguradas determinadas horas en el día. Con el cambio tan radical que supone quedarse en casa, esto cambia y nos obliga a plantearnos otros, sin embargo sigue siendo igual de importante mantener cierta regularidad en el horario de sueño, de comidas, de aseo, de ocio… Así a pesar de los cambios, nuestro cerebro sigue pudiendo ahorrar energía para destinarla a otros procesamientos cognitivos y no al debate constante de «ahora qué hago».

4. LA SOBREDOSIS DE INFORMACIÓN.

Cuidado, la intensidad de lo que vivimos, provoca en nosotros una tendencia a la sobreactivación de ideas, y por lo tanto a una manifestación casi incesante de información, chistes, frases, conversaciones… El cerebro se cansa de procesar información del mismo tipo y debemos cuidarlo midiendo bien el tiempo que dedicamos a exponernos a las redes sociales o internet. Hay que descansar de saber.

5. NO ESTAMOS SOLOS.

Es importante que aprovechemos todos los soportes que nos ofrece la tecnología para mantenernos en contacto con nuestros seres queridos. Hay muchas formas de “estar” y cada uno debe encontrar la suya. Las videollamadas, llamadas telefónicas, audios…nos permiten sentir cerca a las personas que queremos y hacer más llevaderos estos momentos. En el caso de que no podamos acceder al contacto con alguien a través de ningún canal, como pasa con algunos de nuestros mayores, o personas ingresadas, podemos escribirles cartas, para leérselas más adelante. Esto resulta muy terapéutico y nos ayuda a relativizar los tiempos y mantenerles presentes o sintiéndolos cerca hasta que pase.

6. SENSACIÓN DE APROVECHAMIENTO.

El entretenimiento que busquemos para pasar los tiempos en casa, cobra más fuerza si además de distraernos nos genera sensación de utilidad y aprovechamiento del tiempo. Algunas ideas para pasar los ratos son: hacer una tabla de comidas, para optimizar los recursos de los que disponemos y minimizar las salidas a la compra y asegurarnos de que estamos comiendo bien, ordenar armarios y cajones, para sentir control sobre nuestro entorno y de paso encontrarnos con artículos que en muchos casos ni siquiera recordamos. Está demostrado el valor terapéutico de ordenar y limpiar…Realizar algún curso online también puede ser una idea interesante y que nos permita evolucionar en algún contenido al que le tuviéramos ganas desde hace tiempo…

7. AJUSTE AGOTAMIENTO FÍSICO Y MENTAL.

La quietud de estar en casa, puede exponernos a una sensación de agotamiento que bebe más de lo mental que de lo físico. Por eso es importante ajustar el agotamiento de cuerpo y mente, cansando más al cuerpo. Podemos hacer entrenamiento en casa, hay muchas tablas por internet para hacer ejercicio sin más material que el cuerpo, caminar, aunque sea por el pasillo para evitar que las personas mayores y no tan mayores se atrofien… Mantener cierta activación física aunque sea en casa y con las limitaciones que ello conlleva, resulta de vital importancia en el equilibrio mente y cuerpo que siempre hay que cuidar.

8. ASUMIR LAS FLUCTUACIONES ANÍMICAS.

Cualquier condición que implique sensación de encierro va a provocarnos respuestas emocionales, a menudo en formatos de malestar. La ansiedad, el miedo, el nerviosismo, las proyecciones de futuro…han de ser entendidas como respuestas lógicas en nuestra mente. Debemos permitir que lleguen, pero no tanto que se queden muchas horas con nosotros, de ahí la necesidad de gestionar los tiempos y las actividades tal y como venimos planteando.

9. PENSAMIENTO EN GLOBAL.

Solo dándole un sentido podremos asumir los sacrificios que esta situación nos exige a todos.

Pensar en el nosotros en vez de en el yo, conectarnos con la conciencia global en lugar de la individual y analizar las consecuencias en términos de personas en vez de variables económicas, nos permite neutralizar de forma más eficaz los pensamientos negativos y rumiativos.

10. TEMPORALIDAD.

Esto va a pasar, cuando nos encontremos agobiados o ansiosos es importante manejar esa idea casi como un mantra. Es temporal, terminará en algún momento, y para entonces seguro que todos querremos llegar al final habiéndonos cuidado y en las mejores condiciones físicas y mentales.

Alba Calleja. Psicóloga.

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