Aun habiéndose declarado el estado de alarma en nuestro país, y por consiguiente el confinamiento en nuestros hogares como medida de contención y control del coronavirus, algunas personas siguen sin restringir sus salidas de casa dando lugar a imágenes que pueden llegar a generarnos verdaderos estados de indignación y sensación de confusión e injusticia.
Las emociones de ira, rechazo, indignación y rabia, son además de molestas, terriblemente desgastantes para nuestro cuerpo y nuestra mente, y debemos tener cuidado con permitir que este tipo de situaciones hagan merma en nuestro equilibrio. No podemos dejar que los comportamientos que vemos en algunas personas, nos arrastren a estados de alteración que, en momentos de dificultad general a todos los niveles, no podemos permitirnos.
Es importante por lo tanto, asomarse a conocer el porqué de esas personas y qué pueden estar pensando, pues solo a través de un correcto análisis construido en el entendimiento y basado en el conocimiento, podremos estar en posición de neutralizar el rechazo emocional que nos surge.
- Ilusión de invulnerabilidad: “A mí no me va a pasar nada”.
Uno de los principales sesgos de la percepción humana, es aquel que nos hace creer que las vivencias que vemos en otros, no son aplicables a nuestra persona.
De esta forma nos creemos protegidos por la idea ilusoria de que “a mí no me va a pasar”, e incurrimos en imprudencias como las que vemos estos días. Sin embargo, los sesgos como este, son fallos en el sistema cognitivo de las personas y, por lo tanto, no dan lugar a ideas fiables pues, efectivamente todos somos vulnerables al contagio.
- Negación: “No es para tanto”.
A muchas de las personas a las que vemos saltarse el confinamiento, les está costando categorizar la gravedad de la situación. De esta forma, y muchas veces por una cuestión de debilidad, que les impide realmente asumir y afrontar el alcance del problema que vivimos, lo niegan, y en ese ejercicio de dar la espalda a la realidad, cometen el error de salir y exponerse de más.
- Minimización de peligros: ”Es solo una gripe”.
Minimizar el problema es otro de los mecanismos que a veces puede usar la mente para no sentir grado de descontrol o de incapacidad ante un evento o situación. De esta forma el cerebro evita que el miedo a no poder con la tarea, pueda hacerle entrar en pánico.
La cuestión es que esta idea puede resultar problemática si va acompañada de una conducta de riesgo como la de saltarse la cuarentena.
- Exceso de confianza.
El exceso de confianza puede llevar a alguno que otro a la creencia de que en su esquema de ideas, tienen motivos más que suficientes para salir y pueden convencer a cualquiera de ellos…
En general, el exceso de confianza puede percibirse en algunas personas como algo típico a la hora de afrontar cualquier problemática general, y solo era cuestión de tiempo ver cómo lo aplicaban a este momento y lo mucho que puede costarles adaptarse a la renuncia de sus argumento en sustitución de la lógica general actual.
- Teorías conspiratorias: “Nos están engañando a todos”.
A veces, la mente humana también da lugar a interpretaciones cuanto menos curiosas sobre la realidad. No son pocas las personas que creen que la magnitud de esta situación no es del todo cierta y se sienten atraídos por la idea conspiratoria de que todo es un engaño.
Lo cierto es que aunque todos hayamos cuestionado en alguna ocasión algún aspecto de lo que nos rodea, en este caso, puede ponernos en peligro no asumir el problema tal y como se está dando verdaderamente y entrar en un estilo de ideas que terminen por generarnos una ruptura con la realidad.
- Rigidez de hábitos: “Tengo que ir a comprar el pan”.
Algunos otros casos, nos llevan a ver a personas, a menudo mayores, cuya rigidez de hábitos les enfrenta a un nivel de dificultad enorme a la hora de intentar cambiar sus rutinas.
A veces, salir a comprar el pan a la misma hora, pasear en el mismo momento del día, o replicar cualquier tipo de costumbrismo, es lo que mantiene una sensación de seguridad que resulta vital para ellos.
- Rebeldía o picaresca.
No podemos pasar por alto, uno de los grandes motores del comportamiento humano desde que somos pequeños. La rebeldía, o la picaresca de saltarnos las normas, nos resulta atractiva desde el comienzo del desarrollo de nuestro sistema cognitivo y vivencial, y a pesar de que este momento sea especialmente delicado a la hora de dejarse llevar por estos mecanismos, algunas personas están demasiado acostumbradas a moverse utilizándolos en su vida diaria como para renunciar a ellos de golpe…
- Trastornos mentales graves.
También debemos de contemplar la opción de que algunas personas, en el padecimiento de un cuadro psicopatológico grave, no tengan un control absoluto sobre sus comportamientos. Así, por ejemplo, en medio de un cuadro psicótico, puede que algunas personas salgan dentro de un marco de pensamiento erróneo y alucinógeno…
- Condiciones particulares y justificadas.
Por último, hay veces que condiciones particulares de trabajo, salud física, perfiles TEA… tengan permitido salir y nuestro desconocimiento haga que juzguemos de forma errónea sus conductas. Varias personas se encuentran en este tipo de situaciones excepcionales, y el rechazo que pueden trasladarles otros, puede resultarles muy dañino.
Siempre tenemos que tener cuidado con lo que la ira, el enfado y la indignación pueden provocarnos hacia las PERSONAS.