Cómo se cuida un psicólogo para mantenerse siempre capaz de sacar adelante cada una de las sesiones de intervención psicológica que realiza, es algo en los que pocas veces reparamos y que sin embargo resulta determinante en el ejercicio de su labor.
El trabajo terapéutico expone cada día al profesional a una exigencia tan elevada como constante. Las situaciones con las que trabajamos requieren de complejas habilidades y altos niveles de concentración, implicación, lucidez y rapidez a la hora de entender la realidad ajena y generar pautas de orientación para su mejora.
No hay momento para bajar la guardia, pues el material humano con el que trabajamos, nos necesita a pleno rendimiento en cada minuto juntos y para realizar una buena sesión, el psicólogo debe encontrarse siempre cuidado y descansado.
Para nosotros es importante desconectar y recuperarnos de los desgastes que a veces acumulamos al trabajar con contenidos y vivencias tan difíciles. Y estas son algunas de las cuestiones que cuidamos cuando nadie nos ve…
La importancia del silencio…
Necesitamos intermitencias de silencio. Espacios de aislamiento y soledad. Trabajamos con el código verbal como herramienta principal, y siempre estamos expuestos a las personas, en constante interacción y diálogo. De vez en cuando nos saturamos de las palabras y solo necesitamos no escuchar nada ni a nadie durante algunos minutos…
Lo simple…
Por lo profundo del contenido con el que solemos trabajar, a veces podemos necesitar descansar a través del contacto con cuestiones más simples, con experiencias más triviales, pasear, despejarnos… Y así, alejarnos de la complejidad de la mente y descansar del esfuerzo que supone intentar desenmarañar siempre sus misterios.
Descansar y desconectar del trabajo…
El descanso y dormir bien siempre es importante y nuestro cuerpo lo necesita. Sin embargo, desconectar de la consulta y no llevarnos el trabajo a casa, representa esa otra forma de descanso mental tan necesaria como la anterior.
Atender nuestra vida personal representa una forma de cuidado tan necesario como insustituible. Por eso no debemos atender fuera de consulta, para no acumular desgaste, no saturarnos ni saltarnos esa necesidad de desconexión y garantizar así siempre a quien acude a nosotros, que nos sentamos delante suyo en las mejores condiciones posibles para orientarle y ayudarle en su evolución y no cansados ni gastados…
Sesiones difíciles…
En ocasiones las sesiones adquieren un nivel de complejidad y dificultad muy alto. Otras veces, los contenidos que comparten con nosotros son terribles y dolorosos. Y otras veces, las menos, quien hace su proceso se pierde en exigencias y su malestar le deforma en el trato hacia nosotros.
En todas estas ocasiones, es imprescindible que haya un trabajo de autocuidado, de introspección, de análisis, un repaso que desde la tranquilidad y la objetividad de lo ocurrido nos ayude a entenderlo y neutralizar el daño. Siempre debemos estudiar aquello que nos puede hacer mejorar, e igual de importante es asumir que no siempre vamos a lograr ayudar a quien no nos deja…
No sobrecargarnos de trabajo.
En el trabajo terapéutico es importante valorar la calidad por encima de la cantidad. Sobrecargarnos de casos y exponernos a demasiados procesos terapéuticos de forma simultánea, puede hacernos perder calidad a la hora de intervenir. Por eso es importante priorizar siempre las condiciones de trabajo que nos permitan dar la mayor eficacia en una labor tan compleja como la que un tratamiento psicológico representa.
Formación y estudio.
Sentir seguridad en el trabajo es siempre algo necesario. Por eso, la formación constante y el estudio actualizado de las técnicas y enfoques que dan evolución a nuestra profesión, es una parte que ha de estar siempre presente en la realidad del psicólogo.
Si sientes que le vas a dar a la persona que te escoge en su proceso terapéutico lo mejor que tienes y lo mejor que conoces, partirás de una seguridad clave a la hora de intervenir y de la tranquilidad de dar todo lo que tienes…También esta constante formación nos ayuda a identificar las ocasiones en las que nuestro recurso no es el adecuado o suficiente y así derivar cuando sea necesario.
Cuidarnos para cuidar es nuestra mayor garantía.
Un comentario en “Cómo se cuida un psicólogo fuera de consulta…”