Desde luego…parece que ya no se puede hablar de nada. Cada vez tenemos la piel más fina y nos ofendemos por todo. Pero es que resulta, que si ahora sabemos cada vez más las consecuencias a nivel psicológico que pueden tener nuestros comentarios en las conversaciones, si ahora podemos corregir las torpezas para mejorar nuestras relaciones humanas, si podemos evitar hacer daño, por qué no vamos a trabajarlo. No se trata de perder espontaneidad sino de mejorarla.
En terapia comprendes el calado que muchas conversaciones tienen en las personas, palabras que quedan grabadas a fuego en su mente, comentarios que nos condicionan, ideas que terminan interiorizándose en forma de fracaso y dolor, aun cuando la intención de origen no fuera esa… Las palabras, las opiniones, tienen un poder arrollador en las personas, y conviene aprender a usarlas en positivo, con consciencia y, en definitiva, con el fin de sanear nuestras relaciones.
Vamos a repasar las áreas en las que más vulnerables somos a algunas opiniones no pedidas…
Alusiones físicas.
Hay personas que están lidiando con verdaderas guerras dentro de sí mismas con respecto a su cuerpo o a determinados elementos de su imagen. Nunca sabes cuál es el daño, complejo, o dónde está colocada la sobre atención de la persona a la que tienes delante.
Por lo tanto conviene tratar con muchísima prudencia las alusiones físicas que a veces lanzamos, atender a la reacción de posible incomodidad en el otro, revertir o reconducir esos ciertos arranques de espontaneidad que pueden hacer un daño terrible en la persona…
Competiciones.
Hablamos de conversaciones que se convierten en verdaderas competiciones de éxito enmascaradas tras una aparente naturalidad que solo busca compartir rasgos de nuestra vida… Precisamente en esta época parece que a veces competimos por alardear del mejor viaje, las mejores vacaciones, sin ser conscientes de que la otra persona puede no tener acceso a esa realidad. No hace falta ser soberbio para disfrutar de lo que va bien…
Hacer de menos.
Esto sería no reforzar lo que al otro le da valor. Infravalorar sus vivencias. Vamos, justo el error contrario. Si alguien está compartiendo algo contigo a lo que le da valor e importancia, ten siempre mucho cuidado con infravalorarlo o con dar feeedbacks en los que le restemos importancia a su causa. Puede que tú no entiendas la gravedad de su vivencia, o la importancia de su logro, pero la opinión en cualquier caso debe quedar relegada a la realidad emocional del de enfrente.
Temas controvertidos.
Siempre conviene tener cuidado con temas de tipo social que resultan controvertidos. Si no conoces realmente la opinión del otro, su situación vital, las causas o sufrimientos que le tocan de cerca, o incluso su orientación política, conviene mantener cierta prudencia para evitar ofender o entrar en debates que dañen.
Temas dolorosos y arquetipos sociales.
Hay personas que no pueden o no quieren replicar el esquema social tipo, que no pueden tener hijos, que no tienen pareja o no quieren una vida compartida, que no tienen trabajos estables, que no han logrado comprarse una vivienda, que no tienen estudios, que no pueden promocionar hasta el infinito en su trabajo, que tienen complejos, que viven duelos, que están sufriendo, que no se sienten bien con sus vidas…
A veces las personas viven de manera diferente a lo que los cánones sociales de referencia de éxito nos dictan. Cuidado con ser incisivo en todas estas cuestiones y terminar abriendo grietas de dolor en las formas de vivir de los demás…cada uno solo intenta buscar la suya como buenamente puede.
Qué necesita el otro.
Aquí nos referimos a la parte de la comunicación verbal y no verbal del otro que nos dice sin hablar. No debemos ignorar los indicadores de incomodidad que nos cuentan que la otra persona no está del todo a gusto con el contenido de la conversación o con cómo se está sintiendo tratada, que tiene prisa, que no quiere estar ahí o que también quiere contarte algo…Fíjate bien.
Chistes, bromas y chascarrillos para crear complicidad con un tercero.
En las conversaciones grupales, mucho cuidado con buscar complicidad con un tercero, haciendo bromas hacia otro miembro de la interacción. Es una estrategia de relación humana terrible, tirana, cruel y cutre. Muy cutre. No repliques ese esquema en tus conversaciones.
Cuida la estructura de la conversación.
Hay ocasiones en las que resulta francamente difícil conversar con otros, veces en las que la otra persona no muestra ningún interés por el contenido que decides compartir o aportar en el encuentro y sólo está esperando por el turno de palabra para intentar desesperadamente quedar por encima. Otras personas no paran de plagar de ejemplos, o de ideas lo que el otro te está contando, interrupciones constantes que te hacen sentir poco apreciado y respetado en esas interacciones. Cuida siempre la escucha activa, da valor al turno ajeno de palabra, atiende bien a la otra parte de la conversación y no caigas en un monólogo de ideas lanzadas al aire…
Recuerda que la prudencia, el respeto, la atención y el afecto como elementos centrales en las relaciones humanas, nos libran de tener que atender y corregir todas estas cuestiones. A veces el valor de las conversaciones es compartir vivencias, aprender del otro… Recupera el sentido real de tus interacciones.
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Muy bien
Muy de acuerdo, y por supuesto que me reconozco en alguna situación.
Debemos seguir “creciendo” mientras creamos nuestra propia personalidad, que en ocasiones parece inexistente entre tanto arquetipo, como bien dices.
Ser asertivos y prudentes al mismo tiempo no es baladí, pero tampoco imposible.
Seguiremos trabajando.
Como siempre,buen post!!😉
Siempre siempre muchísimas gracias!!!
Muchas gracias por compartir.. muy buenos artículos