Vemos con meridiana claridad los problemas de los demás, su origen, analizamos sus elementos predisponentes y precipitantes, localizamos el error con rapidez y destreza… y sin embargo, todas esas grandes habilidades no siempre encuentran aplicación cuando de lo que se trata es de nuestros propios problemas.
¿Por qué vemos más clara la solución a los problemas de los demás que a los propios?
